Lo mejor es separarse cuando es necesario y no aguantar un matrimonio o pareja que no se quiere seguir manteniendo. Si tenemos hijos, lo que debemos querer es que se críen en un entorno amable y seguro.
Si estás pensando en separarte es que las cosas no van bien, pero lo que habrá que evaluar son las decisiones a tomar.
Tener hijos en común debe de ser un aliciente para divorciarse cuando el matrimonio no da más de si y deja de tener futuro. Desde el momento en el que un matrimonio tiene dudas de si es viable está en un punto de reflexión y de toma de decisión. Pueden haber posibilidades de que se puedan superar las dificultades o confirmar que se prefiere optar por la separación.
Puede ser un buen momento para ir a terapia. Lo peor de todo puede ser cuando no se tienen las cosas claras y la convivencia se torna tensa y desagradable. Ante una mala convivencia hay que valorar si se está ofreciendo un ambiente adecuado para nuestros hijos.
Desde la experiencia de nuestros abogados, cuando una pareja necesita divorciarse, el hecho de tener hijo supone la responsabilidad de tener un ambiente familiar saludable.
Para los hijos no es bueno que sus padres aguanten una relación que realmente no quieren. Los hijos pueden recibir un mensaje de aprendizaje incorrecto que les haga percibir las relaciones familiares y formación de parejas desde e sometimiento o la resignación de aguantar estoicamente.
La libertad debe de forjarse desde la infancia y un niño no tiene madurez para diferenciar entre lo que está bien y es deseable y lo que no está bien y por tanto habría que tratar de evitar. Un mal ejemplo para los hijos podría condicionar su presente y su futuro.
Abogado especialista en Derecho de Familia. Titular del bufete Abogados Cebrián & Asociados. Premio Nacional de Ley en Derecho de Familia 2020. Colegiado del ICAM 85.585.